Golegã, pueblo tranquilo en el corazón de Portugal, con su tradición de siglos de detener para el descanso de los caballos y jinetes, granjas donde la agricultura y el perno desemprenham papel clave, establece mucho más. Es para aquí, en la singular confluencia entre la lezíria y el Tajo, que llegan romeros, que a San Martín vienen a dar devoción allá por mediados de mayo, retornando en noviembre; es aquí, tierra de toreros y aficionados que llegan los ligados al arte, para reconocer el mérito de Manuel dos Santos y otros que tal, vibrando con las fiestas en septiembre; es aquí que vienen a a pararse deportistas de renombre internacional para las pruebas de junio; es aquí, donde durante todo el año, puede ver y visitar un ejemplar único en el mundo de un estudio fotográfico novecentista, haciendo juz a la maestría de Carlos Relves su creador; es aquí, donde nació Martins Correia, que pueden ser vistas sus obras tal cual en un lecho materno, recogidas en la galería o dispuestas públicamente por las calles; es por aquí, en la orilla del Almonda que un día vio crecer José Saramago, nobel de la literatura, que se impone la singularidad de las gentes ribereñas de la Azinhaga; es por aquí, que en un singular aluvión que se circunscribe la reserva de la biosfera del Paúl do Boquilobo; es aquí, que las gentes castigos del corazón del ribatejo reciben forasteros como ningunos otros. "¡Nos descubre y venga a vivir como nosotros vivimos!"
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